Según publica la versión digital del periódico argentino La Nación, las Fuerzas Armadas de ese país se están viendo afectadas por un éxodo considerable de sus pilotos, motivado esencialmente por los escasos recursos, la baja remuneración que perciben y las pocas perspectivas de recibir una buena asignación por su jubilación.
En los últimos tres años 105 pilotos de la Fuerza Aérea y de la Armada Argentina han solicitado la baja, reconduciendo su carrera profesional hacia la actividad privada, que prácticamente duplica la remuneración estatal, esta situación amenaza con agravarse el próximo año 2011 si se cumplen las previsiones presupuestarias oficiales.
La cifra de abandonos equivaldría a un 20 por ciento de los 540 pilotos que realizan hoy prácticas de entrenamiento intensivo en la Fuerza Aérea y en la Aviación Naval, los cuales verán reducidas las horas de vuelo según lo previó el Gobierno de Cristina de Kirchner en el proyecto de presupuesto para el año que viene, de acuerdo a lo estipulado en el plan de gastos para el 2011, en el que se han reducido en un 38 por ciento las horas de vuelo programadas para el entrenamiento de pilotos.
Si bien el presupuesto elaborado por el Gobierno para 2011 incluye un aumento de casi un 9 por ciento de los recursos en el área de defensa, este se verá rápidamente depreciado, por la inflación que azota al país, de en torno un 25 por ciento anual, de acuerdo a cálculos más confiables que el oficial. Este presupuesto representa un 0,9 por ciento del Producto Interior Bruto del país, situándose en el más bajo de su historia desde mediados del siglo XIX, según afirmó el analista político e historiador Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, al ser consultado por el diario argentino. La escasez de recursos golpea más duramente a áreas como el adiestramiento afectando también áreas críticas como el funcionamiento y el re-equipamiento de la totalidad de las Fuerzas, en contraste, por ejemplo, con la política implementada por otros países vecinos, como es el caso de Brasil que ha anunciado recientemente la incorporación de 26 submarinos, seis de los cuales contarán con tecnología nuclear.
Esta compleja situación se ve dificultada por sucesos como el de la última Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, en la que la ministra de Defensa, Nilda Garré, no autorizó la asistencia de los jefes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea para explicar las necesidades de las fuerzas, repitiendo nuevamente lo sucedido el pasado mes de septiembre cuando la ministra impidió a los jefes militares a concurrir al Senado, cuando la Comisión de Defensa trataba los ascensos militares y pases de retiro.
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