Cuando publicamos cada día las noticias y artículos que nos llegan desde la oposición interna cubana, no reparamos en el cambio de paradigma informativo que hemos vivido estos últimos años.
Hasta la mismísima dictadura cubana intenta sin éxito esquivar el tsunami comunicacional que ha propiciado la aparición y rápida popularización de la Internet, y sus correlatos: de correos electrónicos, páginas web, blogs y las populosas redes sociales. Es difícil transmitir a un lector que ha vivido en libertad que en Cuba no vimos llegar el hombre a la Luna, que no compartimos muchos recuerdos comunes a cualquier adulto occidental pues para nosotros la realidad estaría acotada de antemano. Nuestro horizonte informativo se limitaba al diluvio monocorde y manipulador lleno de “sobrecumplimientos de metas de producción”, loas a los movimientos de “liberación” de Africa Y Asia o el aplauso fervoroso ante el surgimiento de un nuevo foco guerrillero en América Latina.
Todos los caminos parecían conducir a esa “sociedad feliz” que solo existía en los titulares de la prensa única y oficial o en las publicaciones de la órbita soviética con sus infaltables fotos de obreros y campesinos sonrientes. Este mundo “nuevo” era perfecto: no había huelgas, catástrofes naturales o accidentes aéreos como abundaban en ese sistema egoísta que pronto sería erradicado, según vaticinaba el oráculo “infalible” del determinismo histórico marxista.
Frente a este impresionante cambio de paradigma, parece surgir de la noche de los tiempos la alegría que sentía siendo aún un niño, en aquellos días de la década del sesenta, cuando en la sobremesa familiar y a horcajadas en las piernas de mi abuelo lográbamos sintonizar las transmisiones de la BBC de Londres, La Voz de América, Radio Netherlands u otra emisora de ese mundo desconocido y vedado allende al mar. Esas emisiones radiales de onda corta, entrecortadas por chirridos, eran una ventana al universo de lo distinto, de lo plural, de esa otra realidad que no era sueño pero que sin embargo parecía inalcanzable… Así llegaban a nuestras vidas la novedad del último tema de los Beatles, de algún best seller, la aparición de un nuevo invento que llevaba a aquellas sociedades el progreso o el estreno de un film que no veríamos.
Hoy, gracias a la red de redes, es cada vez más evidente la realidad del verdadero bloqueo a que ha sido sometido el cubano durante estos 50 años, no solo el informativo sino el de sus derechos más elementales y que la valentía de los nuevos blogueros y activistas de la sociedad civil nos permite cada día poner on line.
Hoy, aquellos tipos de barba e infaltable pistola al cinto convertidos en héroes merced a la propaganda difundida por un sistema totalitario, han devenido en un patético grupo de “ancianos golpeadores de mujeres”, como dice la bloguista Yoani Sánchez, enquistado en el poder que aún impide la democratización de un país. Esos mismos tipos siguen intentando, medio siglo más tarde, tapar el sol con un dedo. Esta vez la guerra la tienen perdida de antemano, cada día surge una nueva grieta en el muro con que pretenden impedir que se sepan su crueldad e ineptitud cotidiana.
A lo largo de medio siglo de dictadura han muerto 12 prisioneros de conciencia cubanos durante una huelga de hambre, sin embargo solo el caso de Orlando Zapata Tamayo ha trascendido el ámbito cubano y provocado la indignación y condena de la mayoría de los gobiernos y parlamentos de los países democráticos y de la opinión pública internacional, salvo las bochornosas excepciones de muchos gobiernos de Latinoamérica. Otro tanto ha sucedido con la represión brutal de los grupos parapoliciales contra las corajudas Damas de Blanco. En ambos casos la difusión instantánea de la noticia, gracias a las nuevas tecnologías digitales, han puesto en evidencia la crueldad y ausencia de escrúpulos del régimen de los hermanos Castro, provocando un golpe demoledor y sin retorno a su imagen pública internacional.
Lentos pero inexorables evidencian su fracaso decenas de miles de cyber policías que intentan parar el aluvión informativo de numerosas bitácoras clandestinas. Estas nos ofrecen una radiografía de la existencia cotidiana del cubano de a pie, pletórica de escasez, opresión y ausencia de futuro.
Esas diminutas venas de la corriente informativa se van convirtiendo en un torrente que barrerá con el muro de mentiras, desinformación y miedo que ha sufrido la sociedad cubana por más de medio siglo.
A la memoria de Orlando Zapata Tamayo héroe por la Libertad de Cuba.
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