“El término crisis bancaria podríamos asociarlo a lo que ocurrió en 1994. Esto no es una crisis bancaria en realidad, los bancos grandes del país están fuera de peligro y por ahora no hay riesgo de una crisis sistémica. Lo que ha ocurrido es una crisis política en el bloque del poder. Una crisis entre Chávez y la boliburguesía”, así explicó Teodoro Petkoff al ser consultado sobre la intervención de siete entidades financieras y algunas casas de bolsas, por parte del Gobierno de Hugo Chávez.
A juicio del director de Tal Cual.com, la situación que se vive en este momento en Venezuela, es producto de los dudosos vínculos que se han forjado entre negociantes y funcionarios del Gobierno, quienes se han hecho ricos de la noche a la mañana gracias al manejo corrupto de los fondos de la nación, y de los clientes de los bancos intervenidos. Hecho que siempre ha sido del conocimiento del presidente Chávez, según aseguró el mismo Petkoff.
Sin embargo, lo que habría detonado estas inesperadas acciones, contra siete entidades bancarias y sus respectivos banqueros accionistas, es un informe procedente del G2 cubano (Cuba es la encargada de la seguridad e Inteligencia dentro de la Inteligencia en Venezuela), en el que se detallaba un presunto plan, organizado por los negociantes en cuestión, para afectar al Superintendente de Bancos, Edgar Hernández Behrens, quien en realidad no estaría ayudando a que los “truculentos” negocios se realizaran diligentemente.
Al conocer esta situación, “Chávez huyó hacia adelante”, actuando de forma tal que todo el entuerto financiero no le explotara en frente. En este punto se pone de manifiesto una fisura en las lealtades de este sector denominado “boliburgués” y el Gobierno Nacional.
“Chávez no necesitaba el informe del G2 cubano. Sabía todo lo que estaba pasando. Lo que ocurre cuando le colocan el informe del G2, y se lo coloca Ronald Blanco La Cruz, que viene molesto por la campaña contra Hernández Behrens, Chávez intuye que puede estallar una cosa al margen de él. Se anticipó, demostrando el formidable sentido táctico que lo caracteriza”, dijo el político explicando, que el Presidente ha salido muy bien librado de este escándalo, pues comunicacionalmente figura como un “campeón de la lucha contra la corrupción”.
Según analiza Pekotff, Chávez se dio cuenta que este grupo de banqueros habían logrado hacerse de 10% del sistema bancario y entre el 12% y 15% del mercado asegurador, y pretendían apropiarse de la tercera empresa de telecomunicaciones del país, al amparo de Chávez.
Chávez, números que van a rojo
A pesar que el reciente escándalo bancario podría configurarse como un efecto positivo en la medición de popularidad del presidente Chávez, los sondeos demuestran que desde 2007 la aceptación de su gestión, por parte de los venezolanos ha mermado alrededor de 14 puntos.
Durante el 2009, este proceso paulatino de disminución de apoyo popular se ha visto acelerado a razón de la “negligente gestión gubernamental” de Chávez que se ha agravado con las cuatro crisis: electricidad; salud; inseguridad; y en caracas del agua, que surgieron paralelamente.
Este panorama, de cara a los comicios legislativos, puede entenderse como negativo para que el oficialismo logre una victoria en dichas elecciones.
“Si la oposición logra una alianza perfecta, en teoría debe perderla el gobierno”, explicó Petkoff al referirse a las elecciones de la Asamblea Nacional, de septiembre de 2010; dejando en claro que no puede subestimarse a Chávez, y que es necesario darle forma política a la unidad opositora.
No habrá guerra, tensión sí
Al consultarle sobre las deterioradas relaciones colombo-venezolanas, el político explicó que la situación es peligrosa, pero se permitió asegurar que no habría guerra, sino un escenario de tensión motivado por el presidente Chávez.
“Esta vez yo no veo que esté en el horizonte una reconciliación de esas, entre comillas, que varias veces se han producido entre Chávez y Uribe. Yo creo que Chávez le interesa mantener la conflictividad y la tensión. Sirve a sus propósitos políticos y electorales”, dijo Petkoff.
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