*Luc Mampaey es investigador del Grupo de Investigación e Información sobre la Paz y la Seguridad (GRIP, siglas en francés) desde 1994. Ex suboficial de las fuerzas armadas de Bélgica y Doctor en Ciencias Económicas (Universidad de Versalles Saint-Quentin), ingeniero comercial (HEC Saint-Louis). Titular de un diploma DES en gestión ambiental (ULB/IGEAT)
Un caso penal llevó al fiscal antimafia de Perugia (Italia) a revelar la compra de 500.000 fusiles chinos de asalto con sus municiones realizada por un grupo de negociantes italianos a pedido de personalidades libias cercanas al coronel Khadafi. La cantidad de armas y el nivel de las personas implicadas en Trípoli hacen pensar que Libia tiene intenciones de armar discretamente a alguien en el Medio Oriente, América Latina o en África.
En marzo del año 2006, el fiscal antimafia de Perugia (Italia), Dario Razzi, emprendía la «Operación Parabellum», investigación sobre un importante tráfico de armas destinadas a Libia a través de intermediarios italianos y chinos y de varias sociedades situadas fuera de fronteras. El fiscal Razzi estaba investigando inicialmente un caso de tráfico de drogas.
Según la investigación del fiscal Dario Razzi, altos funcionarios libios querían comprar 500.000 fusiles de asalto de fabricación china del tipo SMG T-56 7.62mm, mismo modelo decomisado aun guardado en sus contenedores, hace dos semanas en la costa de Colombia e ingresados desde Nicaragua, con destino para las FARC. Este modelo es una variante del Kalachnikov AK-47, y 10 millones de municiones a través de intermediarios italianos y de las empresas de éstos últimos en Chipre y Malta. Inicialmente, el valor de la operación no debía pasar de los 40 millones de dólares pero los intermediarios italianos lo fijaron en 64 millones, cifra que incluía el pago de comisiones y el costo de la corrupción de los funcionarios libios. Los intermediarios italianos ya habían hecho llegar a los libios 6 fusiles T-56 para su evaluación. En el momento de su arresto, las partes estaban a punto de concluir el acuerdo de venta para toda la transacción.
La empresa china que produce los fusiles T-56 es la China North Industries Corp., conocida también como NORINCO. La mediación entre los intermediarios italianos y Norinco corría por cuenta de una firma china de import-export, la China Jing An, representada por el señor Luming. Según el informe de la investigación italiana, la China Jing An podía proponer también la venta de armas más antiguas de la FN Herstal.
El destino de las grandes cantidades de armas incluidas en la transacción no se ha podido determinar. Las cantidades mencionadas sobrepasan ampliamente la capacidad de absorción real de Libia, país de 6 millones de habitantes que cuenta con unos 120.000 hombres y mujeres sobre las armas (entre el ejército nacional y las milicias populares).
La justicia italiana sospecha que Libia tenía intenciones de enviar esas armas a otros países y menciona específicamente a Venezuela. Nicaragua, República Democrática del Congo, Chad, Sudán e Irak. Las intercepciones telefónicas realizadas por los investigadores italianos revelan además que los intermediarios italianos sabían perfectamente que Libia no podía ser el destino final de la mercancía.
Las escuchas telefónicas indican también que el interés de los libios no se limitaba a la compra de fusiles de asalto chinos. Al principio habían manifestado su deseo de adquirir un millón de Kalachnikov AK-47 de fabricación rusa, pedido que sorprendió y puso en dificultades a los intermediarios italianos. La decisión de estos últimos de recurrir primeramente a Norinco, en China, para la compra de 500.000 T-56 parece haber sido consecuencia de una cuestión de disponibilidad y rapidez.
Es evidente que la justicia italiana abordará únicamente los hechos que se imputan a los presuntos traficantes italianos: participación en una transacción de armas sin estar inscritos en el registro nacional de empresas autorizadas para la compra-venta de armas, no haber informado al ministerio sobre dicha transacción, no disponer de las autorizaciones requeridas y corrupción de funcionarios libios. En efecto, aunque los acusados operaron a través de firmas situadas fuera de frontera, establecidas en Malta y Chipre, la justicia italiana estima que su actividad se desarrolló esencialmente en territorio italiano.
Papel de los intermediarios italianos
El 12 de febrero de 2007, la justicia italiana arrestó a 4 presuntos traficantes italianos: Ermete Moretti, Gianluca Squarzolo, Massimo Bettinotti y Serafino Rossi. Un quinto implicado, Vittorio Dordi, que residía en la República Democrática del Congo (RDC) en el momento de los arrestos, fue trasladado posteriormente a Italia y puesto bajo arresto domiciliario en la provincia de Piacenza, en el norte de ese país.
Las llamadas telefónicas de Squarzolo estaban siendo interceptadas desde el año 2005, en el marco de una investigación sobre tráfico de drogas en la provincia italiana de Terni. Durante la investigación se descubrió que Squarzolo, considerado por la justicia italiana como un traficante de poca importancia, estaba en contacto con Moretti. La investigación se extendió entonces a éste último, dueño de por lo menos dos firmas en las cuales él es el único administrador: la Middle East Export SRL, en Milán, y la Middle East Engineering LTD, con sede en Malta.
La investigación indica que Moretti estaba en contacto con medios militares libios, específicamente con el coronel Tafferdin Mansur. El 8 de marzo de 2006, el coronel libio Mansur comunicó a Moretti su intención de comprar una gran cantidad de fusiles de asalto del tipo Kalachnikov. Moretti decidió ocuparse del negocio y al parecer envió a Squarzolo a Libia, en marzo de 2006, para que se reuniera con el coronel Mansur con el objetivo de «comprar cemento», según las conversaciones telefónicas interceptadas. A su regreso, que tuvo lugar por el aeropuerto de Fiumicino (Roma), los aduaneros encontraron varios catálogos de armas en el equipaje de Squarzolo.
El papel de Bettinotti, quien también estaba en contacto con Moretti, consistió al parecer en identificar las armas que mejor correspondían a los requerimientos de los libios. Bettinotti es un experto en armas, además de ser director general de Military Industrial Representatives (MIR), basada en La Spezia, Liguria, aunque también tiene otra sede Malta. Al parecer Bettinotti está también estrechamente vinculado con las empresas de Moretti. En cuanto a Rossi, presentado como un experto en armas ligeras, se afirma que éste estaba al corriente de las negociaciones y que estaba ayudando a Bettinotti.
Es sin embargo Vittorio Dordi quien parece desempeñar un papel fundamental en el caso. Las conversaciones telefónicas interceptadas muestran que Dordi, quien mantenía relaciones directas con las autoridades libias, viajó a Trípoli 3 veces para conversar sobre ventas de armas, entre ellas el millón de fusiles Kalachnikov y posteriormente los T-56 chinos.
Vittorio Dordi, quien tiene importantes contactos en los círculos militares rusos, es el director general de Gold Rock Trading Ltd, firma con sede en Chipre que mantiene una oficina en Pontetaro (en la provincia italiana de Parma) y se especializa en la venta de todo tipo de armas. La Gold Rock está al parecer relacionada con la firma georgiana Tam (Tbilisi Aviation Manufacturing), que produce los Sukhoi 25, y con la firma rusa MI-Helicopters, con sede en Kazan. Estas tres empresas crearon en 2002 una nueva firma nombrada Aerosonic Ltd.
Entre las autoridades libias implicadas se encuentran también el ingeniero Osama Ahnish y un tal Mahmmud, cuyo apellido se desconoce. Supuestamente, ambos serían también funcionarios del ministerio libio de Defensa. Al parecer, Osama Ahnish viajó a Italia para presentar la proposición a Moretti, así como para que le pagaran por su intervención y por la información que proporcionó. La investigación identifica también a otro libio llamado Mohamed el Masdub, titular de una cuenta en la Banca Popolare di Vicenza, cuenta en la que Moretti parece haber depositado 50.000 euros a través de su empresa de Malta, la Middle East Engineering. Es muy probable que esa cantidad sea un soborno destinado a Mansur y Osama. Numerosos sobornos parecen haber sido pagados posteriormente de la misma manera.
Según nuestras fuentes cercanas a la investigación, la principal empresa pública libia, ENG Holding, que controla directa o indirectamente los sectores esenciales de la economía nacional, también estaría implicada en el caso. ENG Holding se encuentra bajo la dirección de Khaled El-Khweldi El-Hamedi, yerno de Khadafi e hijo de un miembro importante del Consejo del Comando de la Revolución. Según la investigación, ENG Holding estaba al tanto de la compra de armas a China.
Khaled El-Khweldi El-Hamedi se encuentra también a la cabeza de la IOPCR (International Organisation for Peace, Care and Relief), la ONG más importante de Libia, cuya misión oficial consiste en promover la paz y la ayuda humanitaria. ENG Holding y la IOPCR tienen la misma dirección postal y los mismos números de teléfono y fax. Fue a su número de fax (+218 21 47 80777) que Bettinotti envió el documento probatorio del envío de los 6 fusiles de asalto T-56 expedidos a Trípoli para su evaluación.
Conclusión
Moretti y Bettinotti ya se declararon culpables y negociaron con la justicia italiana una pena de 4 años de cárcel. El juicio de los demás acusados debe tener lugar a principios de diciembre de 2009 y merece un cuidadoso seguimiento ya que pudiera dar lugar a toda una serie de revelaciones en cuanto a los mecanismos utilizados en el tráfico de armas y sus redes conformadas de múltiples corredores, intermediarios y firmas fuera de fronteras que sirven de fachada.
También sería importante mantenerse atentos en cuanto a las implicaciones y complicidades de las personalidades libias mencionadas en el caso. El rango de esas personas y su proximidad con el poder indican que no se trata de un simple caso de corrupción de funcionarios ocurrido a espaldas del «Guía Supremo de la Revolución» o de su entorno inmediato
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