PERÚ: ACIDO DEBATE INTERNO POR MATERIAS DE DEFENSA

Un ácido cambio de palabras entre el congresista peruano Luis Giampietri y el ministro de Defensa del Perú Rafael Rey en la comisión de defensa del Congreso la semana pasada, reveló una honda fisura en el tema de la defensa nacional en la sociedad de dicho país. La discordia específica es sobre prioridades y asignaciones presupuestarías: dinero para el VRAE o dinero para la defensa externa.

La posición del gobierno peruano es priorizar el VRAE, la guerra que enfrenta el país actualmente contra el grupo narco-terrorista Sendero Luminoso, y manejar lo externo en la línea del pacto de no agresión propuesto por Alan García en la carta que dirigió a los demás países de Unasur. La propuesta peruana ha sido recibida tibiamente por todos los países sudamericanos incluido y rechazado por el de más peso diplomático en la región, Brasil. Por su parte Chile,  ve la propuesta como una reacción destemplada  al proceso de modernización de su capacidad disuasiva. La que posiciono a las FFAA chilenas en un nivel tecnológico y profesional a niveles únicos en la región, standar OTAN, con capacidad  de combate suficiente para enfrentar un conflicto en forma asimétrica.

La propuesta peruana incluye tres ítems:

1. el pacto propiamente dicho, 
2. la formación de una fuerza común ante una agresión externa 
3. el establecimiento de una fuerza de interposición para conflictos en la zona. 

Esto compromete al mismo Perú a renunciar de lleno a su carrera armamentista en curso.

La iniciativa peruana todavía tiene que ser perfeccionada y trasladada a un documento serio para su posible discusión en una próxima reunión del consejo de defensa sudamericano de UNASUR, si es que se realiza, la cual aun no tiene fecha prevista.

La debilidad de la propuesta misma y el peso efectivo jurídico de que carece la aún tambaleante UNASUR, habla de la pobreza de los mecanismos diplomáticos peruanos. Que salvo la presentación de su demanda marítima contra Chile desconociendo los tratados vigentes sobre la materia, ante la Corte Internacional de la Haya, no ha encontrado acogida en los organismos internacionales que reaccionan con distancia a sus propuestas, discurso y postura, por provenir del país que es el segundo productor de cocaína en el mundo, registra en su PIB un 17% de ingresos por trafico internacional de droga y ha sido sindicado por el Departamento del Tesoro de los EEUU, como un riesgo para la seguridad nacional norteamericana, por albergar a las bandas delictivas que inundan el mercado internacional con millones de dolares falsificados. Amén de la imagen de su presidente, Alan García, percibida a nivel sud americano, como una administración corroída por la corrupción, tanto en el primer y desastroso primer gobierno de García, como en el actual. Un país que ha visto desfilar por su sede de gobierno a cuestionados y oscuros personajes que llevaron al  Perú, a corroborar la imagen de republica bananera. Como es el caso de los gobiernos de Alberto Fujimori y su siniestro asociado Vladimiro Montesinos.

Por cierto que a los primeros que compromete la propuesta de desarme realizada por Alan García es a los peruanos. Esto ha sido leído,  por el sector militar de ese país como el fin de la compra de armas en el que Perú se ha embarcado últimamente. A fin de llevar a un nivel mínimo sus capacidades defensivas, las cuales actualmente se encuentran desfasadas tecnológicamente en al menos 30 años (casi la totalidad del  material de guerra comprado durante la era de Velasco y Fujimori, se encuentra obsoleto y/o vencido) y sin posibilidad en el corto y mediano plazo de poner en vuelo al menos un grupo de combate de aviones cazas. Solo cuatro aviones de combate de toda la Fuerza Aérea Peruana se encuentran operativos, según el propio reportaje reciente del periódico peruano El Comercio.

Giampietri ha asumido en estos temas una posición contraria a la del gobierno, con una postura que parece la representación sindical de quienes quieren más armas para el frente externo. Esto como alternativa al gasto en el VRAE, o como una duplicación de los gastos militares para atender los dos frentes al mismo tiempo. Cosa que económica, táctica y logísticamente Perú no es capaz de realizar en estos momentos. Cabe señalar que ante el fracaso del Comando Conjunto de las FFAA peruanas en su lucha contra Sendero Luminoso en la zona del VRAE, el gobierno peruano ha decidido llevar al país generales retirados del ejercito de Israel para enfrentar la lucha anti narco-terrorista. Lo que hace preguntarse a la sociedad peruana en diferentes artículos de opinión en sus periódicos mas importantes. ¿Si el Perú debe importar militares ante las incapacidades profesionales de los propios militares peruanos en un solo conflicto armado interno, de que forma podría enfrentar entonces adicionalmente un hipotético y nuevo conflicto armado mayor contra Chile?

No son los únicos reclamos del sector. También hay el pedido de un levantamiento de bajas militares sin presencia de un fiscal, desarticular la comisión para el Museo de la memoria (otra iniciativa de García) y un permanente endurecimiento de las posiciones ante Chile. Todo esto alentado por algunos medios periodísticos ligados a los sectores mas recalcitrantes de la odiosidad peruana anti chilena.

Lo mejor que puede hacer la Fuerza Armada, se opina en Perú,  es desenganchar sus reclamos, entre los que ciertamente hay muchos que son legítimos y pertinentes, de la agenda política de la extrema derecha. Lo cual incluye canalizar los reclamos por las vías institucionales, cosa que no es costumbre en la nación altiplanica, y evitar choques con las políticas del gobierno.

Sobre prioridades en el gasto, la crisis en la zona del VRAE es un peligro a las puertas, mientras que no es tan seguro que la única ventaja frente a un supuesto enemigo externo, dentro de la paranoica lógica peruana,  sea más y mejores armas. Hay otros factores a los que conviene prestar atención. Como la falta de logística y capacidades profesionales de su propio ejercito. O las columnas del VRAE, por ejemplo, en donde los soldados no tienen armas ni equipos tan necesarios y minimos para enfrentarse a un enemigo que claramente, tiene el control total de la zona.