PARADA MILITAR BICENTENARIO EJERCITO DE CHILE 2010

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martes, 25 de agosto de 2009

ESPECIAL : DELINCUENCIA EN LA VENEZUELA DE CHÁVEZ

Extendida sobre las vastas propiedades de ganado en las faldas de los Andes, Barinas es conocida por dos cosas: Por ser el bastión de la familia del presidente Hugo Chávez y por el aumento en secuestros; eso convierte al estado en competidor para el sitio de Latinoamérica en donde es más probable ser secuestrado.
Una ola de crímenes creciente durante la última década ha elevado la tasa de secuestros en Venezuela por encima de Colombia y México, con casi dos por cada 100,000 habitantes, de acuerdo con el Ministerio del Interior.
Pero ningún lugar de Venezuela se acerca a Barinas en ese aspecto, con 7.2 delitos de este tipo por cada 100,000 habitantes. Los grupos armados crecen a partir del desorden, mientras la familia de Chávez se aferra al control del estado. Las confiscaciones de ranchos ganaderos y la decadente infraestructura también contribuyen a la sensación de caos.
Barinas ofrece un microcosmos único del régimen de Chávez. Muchos residentes pobres aún veneran al presidente, nacido en la pobreza en 1954. Sin embargo, la polarización en Barinas se vuelve más grave, con el descontento que despierta la reciente riqueza de los familiares del mandatario, quienes han gobernado el estado desde la década de 1990.
Si bien Barinas es un laboratorio para proyectos como la reforma de las tierras, algunos problemas prioritarios como el crimen y la violencia no se mencionan en los muchos espectaculares que alaban el ascenso de los Chávez.
“Así es como se ve la anarquía; al menos el tipo de anarquía donde la familia de Chávez acumula riqueza y poder mientras el resto de nosotros tememos por nuestras vidas”, dijo Ángel Santamaría, de 57 años, un ganadero del pueblo de Nueva Bolivia cuyo hijo, Kusto, de 8 años, fue secuestrado mientras caminaba hacia la escuela en mayo. Lo mantuvieron cautivo por 29 días hasta que Santamaría reunió el pequeño rescate para liberarlo.
El gobernador de Barinas, Adán Chávez, hermano mayor del presidente y ex embajador en Cuba, dijo este mes que muchos de los secuestros eran consecuencia de los esfuerzos de desestabilización de la oposición o los llamados autosecuestros: Raptos orquestados para extorsionar a la propia familia.
“Con cada día que pasa, Barinas es más seguro que antes”, dijo el gobernador recientemente. Por medio de una vocera, Adán Chávez declinó conceder una entrevista.
En una elección el año pasado, afectada por acusaciones de fraude, Adán Chávez sucedió a su propio padre, Hugo de los Reyes Chávez, un maestro de escuela quien gobernó Barinas durante una década con otro hermano del presidente, Argenis, a su vez exsecretario de estado en la entidad.
Otro hermano, Aníbal, es alcalde del cercano poblado Sabaneta, y otro más, Adelis, es un prominente ejecutivo de Banco Sofitasa, el cual tiene negocios con el gobierno de Adán. Incluso un hermano más, Narciso, fue designado responsable de los proyectos de cooperación con Cuba. El primo del presidente, Asdrúbal, tiene un alto puesto en la compañía petrolera nacional.
Los políticos que alguna vez fueron leales al presidente y que han roto relaciones con su familia sostienen que ésta ha amasado riqueza y se ha apropiado de tierras mediante una serie de arreglos realizados con presta nombres. Un líder de oposición, Wilmer Azuaje, detalló a los fiscales y los legisladores que eran más de 20 millones de dólares en ganancias ilegales de la familia, desde que el padre del presidente fue elegido gobernador en 1998.
Sin embargo, en una breve investigación al respecto, la Asamblea Nacional, bajo el control de gente leal a Chávez, exoneró a la familia de las acusaciones de enriquecimiento ilícito.
“En tanto, mientras la familia se envuelve en la retórica del socialismo, nosotros descendemos hacia un caos neocapitalista donde todo lo que importa es el dinero”, dijo Alberto Santeliz, el editor de La Prensa, un pequeño diario opositor.
Una razón del aumento en los secuestros es la inyección de dinero proveniente del petróleo en la economía local, con algunas familias que de manera repentina hacen fortunas por sus lazos con grandes proyectos de infraestructura.
Un nuevo estadio de fútbol, construido bajo la supervisión de Adelis, el hermano del presidente, costó más de 50 millones de dólares y aún no está terminado luego de dos años del primer juego ahí en 2007. Esta obra se une a otros elefantes blancos que salpican el paisaje de Barinas.
Cerca está también el Museo de los Llanos, sin terminar, que pretende celebrar la cultura del lugar de origen de Chávez. También un extenso centro comercial a medio construir, después de que sus promotores escaparon de una extorsión por parte de los sindicatos.
A más de una década del régimen de la familia de Chávez en Barinas, el estado es todavía el más pobre de Venezuela, con un ingreso promedio mensual por familia de cerca de 800 dólares, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística.
El secuestro, alguna vez temido solo por los ricos, se ha diseminado en esa entidad para incluir a los pobres. En un caso este año de una niña de tres años secuestrada en el barrio bajo de Mi Jardín, el raptor, al oír que lo único de valor que tenía la madre de la niña era un refrigerador, le ordenó venderlo para pagar el rescate.
Los especialistas en secuestros dijeron que estas bandas de delincuentes la foman dos grupos rebeldes colombianos; otras una fracción de la guerrilla Venezolana llamada el Frente Bolivariano de Liberación y diversas organizaciones criminales y policías corruptos. Solamente una parte de los secuestros termina en sentencias de prisión.
“Con la impunidad en Barinas, ¿con qué cara nuestro gobernador nos dice que la gente se está autosecuestrando?”, dijo Lucy Montoya, de 38 años, dueña de una ferretería y cuya hermana, Doris, de 41 años y madre de tres hijos, fue secuestrada en marzo.
Los secuestradores de Doris Montoya no la han liberado ni se han comunicado con su familia desde que recibieron el dinero del rescate en mayo, dijo Lucy Montoya y añadió: “El manejo de esta crisis por el gobierno es una afrenta a nuestra dignidad como seres humanos”.
Mientras tanto, las nuevas cifras muestran que los secuestros van en aumento con 454 incidentes conocidos en los primeros seis meses de 2009, incluyendo cerca de 66 en Barinas, comparados con un cálculo nacional en 2008, de entre 537 y 612. No obstante, las autoridades reconocen que las verdaderas cifras son quizá más elevadas porque muchos casos no se denuncian.
Aquí en Barinas, las víctimas se exasperan con la inacción del presidente y su familia. “Esta dinastía en efecto nos dice que somos prescindibles”, dijo Rodolfo Peña, de 38 años, un empresario que fue raptado el año pasado. “La única otra teoría plausible”, añadió, “es que están demasiado ebrios de poder para notar la emergencia ante sus narices”.

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