Defraudadas las espectativas de relevo generacional en el poder y con una economía en clara "bancarrota", el Gobierno de Raul Castro se enfrenta a un grado de insatisfacción social "no conocido". La marginalidad y el creciente desánimo de sectores de la población cubana son factores que podrían generar una "explosión social", afirmaron los analistas en una conferencia organizada por la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (Asce).
"La situación es crítica en el sector alimentario y agrícola", dijo Joaquín Pujol, ex funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien advirtió sobre la caída de la producción agrícola en los último tres años y el fracaso de la tímida reforma agraria emprendida. Recordó que Cuba importa el 80 por ciento de los productos de consumo y destacó que, del casi millón de hectáreas de tierra cultivable que entregó el Gobierno cubano a los campesinos apenas un 20 por ciento ha producido resultados. "Hasta los pocos créditos a corto plazo que recibía Cuba en el mercado internacional se le han cerrado", aseguro. Una situación que, de prolongarse, aventuró, unida a la posibilidad de que se produzcan apagones en el país, "podría volverse explosiva". En una grabación telefónica desde Cuba, el economista independiente Óscar Espinosa Chepe comparó la situación actual cubana con la que vivió el país en el denominado "período especial", la profunda crisis económica en la que cayó la isla durante los años 90, tras el derrumbe del campo socialista europeo. "El país está destruido. No hay infraestructura, ni calles adecuadas ni carreteras y un 16 por ciento de la energía eléctrica se pierde antes de llegar a los hogares", explicó Espinosa. En ese contexto, denunció un sistema que ha obligado a la población a "callar y fingir" y que es responsable del creciente proceso de marginalidad de sectores de la población, obligada a "delinquir para sobrevivir". Alertó sobre este fenómeno de "degradación", que, sumado a la "frustración enorme" que han generado las fallidas y efímeras reformas económicas, podría causar una "explosión social espontánea". El economista independiente dejó claro que el líder cubano Fidel Castro "solo pone freno al cambio en Cuba" y que esta especie de Gobierno bicéfalo, en el que el general Raúl Castro asumió la jefatura del Estado, ha generado un "gran vacío de poder".En lo que respecta a la flexibilización del embargo de EE.UU. contra Cuba, Espinosa se mostró partidario de que "se termine la práctica de prohibir el turismo norteamericano" a la isla. Esa modificación en la política exterior de EE.UU. hacia Cuba ayudaría, según Espinosa, a impulsar el "cambio en la sociedad cubana". En la misma línea, Juan del Águila, profesor de Ciencias Políticas de Emory University, vaticinó un panorama sombrío, debido a una profunda crisis de la que no se divisa "la luz al final del túnel". "La situación económica continúa deteriorándose en Cuba", que podría ir camino de un proceso de "haitinización", sostuvo Del Águila.A su juicio, no se detectan "señales de que el Gobierno contemple ni siquiera decisiones políticas que cambien el rumbo económico", una muestra clara de la "parálisis" que domina el "comportamiento de la elite" en el poder. Para Del Águila, si bien Raúl Castro es el "administrador", la cara del régimen, "al final del día" es la voluntad de su hermano Fidel la que dirige los destinos de Cuba. La "mentalidad" de la cúpula del poder sigue anclada en la década de los setenta, puso de relieve Marifeli Pérez-Stable, vicepresidenta del Diálogo Interamericano de la Universidad Internacional de Florida (FIU). Precisó que esta mentalidad "disfuncional", inmovilista del Gobierno cubano, orilla una pregunta clave: "¿cuáles son las consecuencias de las medidas que no se llevan a cabo?"Una respuesta que, para Pérez-Stable, entraña un escenario con consecuencias muy preocupantes: "el peligro de una explosión social".
"La situación es crítica en el sector alimentario y agrícola", dijo Joaquín Pujol, ex funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien advirtió sobre la caída de la producción agrícola en los último tres años y el fracaso de la tímida reforma agraria emprendida. Recordó que Cuba importa el 80 por ciento de los productos de consumo y destacó que, del casi millón de hectáreas de tierra cultivable que entregó el Gobierno cubano a los campesinos apenas un 20 por ciento ha producido resultados. "Hasta los pocos créditos a corto plazo que recibía Cuba en el mercado internacional se le han cerrado", aseguro. Una situación que, de prolongarse, aventuró, unida a la posibilidad de que se produzcan apagones en el país, "podría volverse explosiva". En una grabación telefónica desde Cuba, el economista independiente Óscar Espinosa Chepe comparó la situación actual cubana con la que vivió el país en el denominado "período especial", la profunda crisis económica en la que cayó la isla durante los años 90, tras el derrumbe del campo socialista europeo. "El país está destruido. No hay infraestructura, ni calles adecuadas ni carreteras y un 16 por ciento de la energía eléctrica se pierde antes de llegar a los hogares", explicó Espinosa. En ese contexto, denunció un sistema que ha obligado a la población a "callar y fingir" y que es responsable del creciente proceso de marginalidad de sectores de la población, obligada a "delinquir para sobrevivir". Alertó sobre este fenómeno de "degradación", que, sumado a la "frustración enorme" que han generado las fallidas y efímeras reformas económicas, podría causar una "explosión social espontánea". El economista independiente dejó claro que el líder cubano Fidel Castro "solo pone freno al cambio en Cuba" y que esta especie de Gobierno bicéfalo, en el que el general Raúl Castro asumió la jefatura del Estado, ha generado un "gran vacío de poder".En lo que respecta a la flexibilización del embargo de EE.UU. contra Cuba, Espinosa se mostró partidario de que "se termine la práctica de prohibir el turismo norteamericano" a la isla. Esa modificación en la política exterior de EE.UU. hacia Cuba ayudaría, según Espinosa, a impulsar el "cambio en la sociedad cubana". En la misma línea, Juan del Águila, profesor de Ciencias Políticas de Emory University, vaticinó un panorama sombrío, debido a una profunda crisis de la que no se divisa "la luz al final del túnel". "La situación económica continúa deteriorándose en Cuba", que podría ir camino de un proceso de "haitinización", sostuvo Del Águila.A su juicio, no se detectan "señales de que el Gobierno contemple ni siquiera decisiones políticas que cambien el rumbo económico", una muestra clara de la "parálisis" que domina el "comportamiento de la elite" en el poder. Para Del Águila, si bien Raúl Castro es el "administrador", la cara del régimen, "al final del día" es la voluntad de su hermano Fidel la que dirige los destinos de Cuba. La "mentalidad" de la cúpula del poder sigue anclada en la década de los setenta, puso de relieve Marifeli Pérez-Stable, vicepresidenta del Diálogo Interamericano de la Universidad Internacional de Florida (FIU). Precisó que esta mentalidad "disfuncional", inmovilista del Gobierno cubano, orilla una pregunta clave: "¿cuáles son las consecuencias de las medidas que no se llevan a cabo?"Una respuesta que, para Pérez-Stable, entraña un escenario con consecuencias muy preocupantes: "el peligro de una explosión social".
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