El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, firmó hoy el decreto por el que Brasil acatará las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU a Irán por su decisión de enriquecer uranio al 20%, pese a que no está de acuerdo con estas medidas, aseguró el canciller Celso Amorim.
"Brasil está adoptando internamente la resolución que establece sanciones, pese a no concordar con las mismas", afirmó el ministro brasileño de Relaciones Exteriores en declaraciones a periodistas. Según el canciller, pese a que considera las medidas contraproducentes, Brasil las acatará por su tradición de respetar las decisiones de organismos multilaterales. "No consideramos que la resolución pueda contribuir a solucionar el problema principal, que es el programa nuclear iraní", agregó Amorim en las declaraciones que dio tras participar en una reunión de Lula con su Gabinete.
Brasil, que ocupa actualmente una de las sillas no permanentes en el Consejo de Seguridad, votó junto con Turquía contra la resolución del organismo que aplicó nuevas sanciones a Irán por la insistencia de Teherán en enriquecer uranio al 20%, lo que aumentó la certezas sobre los fines militares de su programa nuclear.
La resolución fue aprobada el 9 de junio por 12 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, entre ellos los cinco permanentes (Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido), en tanto que el Líbano se abstuvo. Dicha resolución estableció nuevas restricciones a las operaciones de los bancos iraníes en el exterior si se sospecha que tienen vínculos con los programas nucleares o balísticos de Teherán, al tiempo que incrementa el escrutinio de las transacciones en el exterior de todas las entidades financieras del país.
Asimismo, endureció el embargo de armas a Irán y sancionó a tres entidades controladas por el empresa naviera estatal iraní, así como otras 15 controladas por la Guardia Revolucionaria. También reforzó el régimen de inspecciones a buques y aviones iraníes.
Brasil y Turquía, tras una negociación con el Gobierno iraní, habían propuesto previamente un acuerdo que permitiría que Irán, en lugar de enriquecer su uranio, enviara 1.200 kilos del mineral a otro país, que devolvería 120 kilos de uranio enriquecido al 20% y habilitado para ser usado por el reactor para investigaciones médicas de Teherán.
La propuesta fue rechazada por los demás miembros del Consejo de Seguridad porque el acuerdo no comprometía a Irán a renunciar a su intención de enriquecer su propio uranio. El Gobierno de Lula, alega que Irán tiene derecho a desarrollar un programa nuclear.
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