Ver la realidad de Colombia y de América Latina, con la perspectiva que permite el encontrarse fuera del país, y en la capital política de la nación más poderosa del mundo es, no solamente un privilegio para mí, sino la posibilidad de comprender más adecuadamente las complejas situaciones e interacciones que se dan en el mundo y muy particularmente en el ámbito continental.
* Víctor Hugo Malagón es economista, especialista en política y relaciones internacionales y profesor universitario - El nuevo Siglo.com
Mientras que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, daba su primer discurso sobre el estado de la Unión ante el parlamento y mencionaba tibiamente, entre otras cosas, un confuso apoyo a la relación comercial con Colombia, al mismo tiempo conocíamos la violación del espacio aéreo de nuestro país por parte de una aeronave presuntamente de las fuerzas militares venezolanas. Mientras el Presidente de Colombia agradecía públicamente la cooperación y el decidido apoyo del gobierno de Panamá en la lucha contra el terrorismo por la baja de guerrilleros de las FARC en territorio panameño por parte de las fuerzas armadas del vecino país, al mismo tiempo las fuerzas armadas venezolanas salían a la calle una vez más a intimidar y violentar la pacífica protesta de valientes estudiantes que luchan todos los días en la hermana República exigiendo justicia y libertad. Mientras los candidatos a la presidencia de Chile, y en general el pueblo chileno, le daban a América Latina una lección de madurez política, de altura, de progreso y de armonía en su sistema democrático, al mismo tiempo la presidenta de Argentina protagonizaba un bochornoso incidente intervencionista al intentar manipular e interferir en la independencia de la banca central.
América Latina sigue debatiéndose entre el populismo destructivo y totalitarista, y las ideas de la libertad y la justicia. El mundo entero es testigo, aún silencioso, de los excesos y las brutalidades de algunos regímenes fundamentalistas y antidemocráticos que se autodenominan “socialismos del siglo XXI” y que están propiciando que algunos pueblos hermanos de América Latina desperdicien invaluables posibilidades de desarrollo y prosperidad.
Ojalá que la valentía de los inconformes, de los patriotas, de aquellos que no aceptan la reducción de sus derechos y la limitación de sus libertades , logre la movilización social requerida para el pronto destierro de este fenómeno socialista que está poniendo en grave peligro, ya no solo el futuro sino también la seguridad y estabilidad de América Latina. A los valientes que han luchado, luchan y seguirán luchando por la Libertad en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Honduras, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Argentina, nuestra solidaridad y nuestros votos por el éxito de su misión. No queremos una Latinoamérica socialista.
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