“Queridos compatriotas: Esta es mi primera alocución a los colombianos. Les estoy hablando desde Nueva York, donde me encuentro representando al país ante la Asamblea de las Naciones Unidas.
Estamos mostrando al mundo con orgullo el buen momento que vivimos en Colombia gracias a los avances logrados en seguridad, que hoy nos permiten pensar en un futuro de prosperidad para todos.
Estos avances son los resultados de un trabajo valeroso y efectivo de nuestras Fuerzas Armadas, que han venido golpeando en forma certera las estructuras de los grupos insurgentes y terroristas. La muerte de alias el ‘Mono Jojoy’ es sin duda el golpe más contundente que se le ha dado a las Farc en toda su historia.
Alias el ‘Mono Jojoy’, el jefe militar de las Farc, el sanguinario cabecilla responsable de miles de muertes, de miles de secuestros, de tanta destrucción a pequeñas poblaciones, de tantos actos terroristas, de tanto narcotráfico acabando con vidas humanas y con nuestros bosques, ha caído en su madriguera bajo el fuego de las Fuerzas del Estado.
Contra este criminal, cerebro de los secuestros de nuestros militares y policías que llevan años en la selva, había no menos de 60 ordenes de captura, doce medidas de aseguramiento, cinco condenas y 25 investigaciones por los delitos de rebelión, homicidio con fines terroristas, secuestro, lesiones personales, asalto, constreñimiento ilegal, hurto y muchas más, y al menos dos peticiones de extradición.
Terminó su larga carrera criminal y terminó la pesadilla que quiso imponernos a los colombianos.
‘Jojoy’ era el símbolo del terror en Colombia; ‘Jojoy’, era el símbolo de la sevicia, de la crueldad, de la inhumanidad de una organización que por casi medio siglo ha jugado con la vida y la libertad de los colombianos.
El mundo recuerda con horror las escalofriantes imágenes en las que este cabecilla terrorista humillaba a sus indefensos secuestrados recluidos en atroces campos de concentración.
Así terminan los terroristas. Como ‘Tirofijo’, acosado por las bombas; como ‘Raúl Reyes’, como Iván Ríos, traicionado por sus hombres, como tantos más que mueren en su ley, que es la ley del crimen y la violencia.
Este es un triunfo de la Seguridad democrática, que no ha terminado, sino que por el contrario estamos fortaleciendo para seguir nuestro camino hacia la Prosperidad Democrática.
Tengan la certeza de que no bajaremos la guardia. No bajaremos la guardia contra el narcoterrorismo. Personalmente seguiré al frente de la ejecución de la estrategia que nos permita consolidar la seguridad de todos los colombianos.
Con más moral, con más espíritu, con más determinación seguiremos buscando la paz. Ese es nuestro objetivo: Una Colombia en paz para poder dedicar todos nuestros esfuerzos en la búsqueda del bienestar de todos los colombianos, en especial de los más necesitados.
Esta operación es una gran victoria, pero no es hora de triunfalismos. Es el momento de seguir luchando hasta que todos los violentos, todos los violentos entiendan que el único camino es la desmovilización y la dejación de las armas y la dejación del terrorismo.
Una vez más les notifico a los cabecillas de las Farc y a los guerrilleros: ¡Vamos por ustedes! ¡No ahorraremos esfuerzo alguno y ustedes saben que nosotros sabemos cumplir!
La Operación Sodoma, que fue una operación cuidadosamente planeada, con mucho trabajo de inteligencia, ejecutada de forma impecable por todas las Fuerzas, merece la gratitud de todos los colombianos.
El pasado fin de semana en la Base Militar de Larandia, con los Altos Mandos, con el señor Ministro de Defensa, dimos las últimas puntadas. Y el martes —el martes en la tarde—, antes de salir para Nueva York, autoricé su ejecución.
¡Qué bueno! ¡Qué bueno para Colombia que el objetivo se haya logrado!
Mi corazón, mi mente está ahora con esos valientes oficiales y suboficiales; con esos intrépidos pilotos, soldados, infantes de Marina y policías que incursionaron en medio de la noche en la madriguera de los terroristas; que combatieron y siguen combatiendo con heroísmo, arriesgando sus vidas.
¡Cuánto, cuánto les debemos los colombianos a estos héroes y a sus comandantes!
Felicito con emoción al señor Ministro de la Defensa, Rodrigo Rivera; al almirante Édgar Cely, Comandante de las Fuerzas Militares; al mayor general Gustavo Matamoros, Jefe de Estado Mayor Conjunto; al vicealmirante Álvaro Echandía, Comandante de la Armada; al mayor general Julio Ernesto González, Comandante de la Fuerza Aérea; al mayor general Alejandro Navas, Comandante del Ejército; al mayor general Óscar Naranjo, Director General de la Policía; a los oficiales de inteligencia y a los demás comandantes que lideraron esta operación en el terreno.
Fue un trabajo conjunto de nuestras Fuerzas, que demuestra una vez más que unidos somos más fuertes, que unidos logramos lo que nos proponemos. Gracias, muchas gracias en nombre de todos los colombianos que hoy respiramos un país más tranquilo, sin la sombra asesina del ‘Mono Jojoy’.
A los que quedan en la guerrilla, a los que ahora mismo me escuchan en un campamento en las selvas, les envío un mensaje en este día en que conocen la baja de su cruel cabecilla:
No solo Colombia se libró hoy de un verdugo, también ustedes se han librado de un verdugo que los castigaba con pena de muerte por cualquier sospecha y los mantenía presos en la oscuridad de la jungla. Se acabó el tiempo para sembrar terror. Ahora, ahora es el tiempo para sembrar paz, para sembrar prosperidad.
Las Farc se están desmoronando por dentro. Al éxito de esta operación contribuyó también gente de las propias Farc, cansada ya de tanta crueldad y del permanente asedio de nuestras Fuerzas.
¡Desmovilícense! Abandonen esta causa perdida y vuelvan a la sociedad y a sus familias.
Colombia, Colombia puede ser un país sin guerrilla, un país sin terrorismo. Y lo vamos a demostrar por la razón o por la fuerza.
Unidos, trabajando juntos por el futuro, estamos abriendo el camino que lleva a la paz, que es el mayor aporte para la prosperidad y el progreso de todos los colombianos.
Muchas, muchas gracias”.
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