El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (Comaco) aprobó la reestructuración del sistema de Inteligencia Militar y eliminó los subsistemas de inteligencia del Ejército, Marina y Aviación.
El debate del proyecto de reestructuración al interior de las Fuerzas Armadas demoró más de un año. El pasado 28 de septiembre, dos días antes de la sublevación policial, se dio luz verde al proceso.
El Comaco asumió el control del sistema de Inteligencia Militar; pero la transición demorará unos ocho meses y la estructura del nuevo organigrama entrará en funcionamiento a partir del segundo semestre del 2011, explicó un oficial que pidió la reserva.
El plan de reestructuración fue aprobado por el jefe del Comaco, Ernesto González; los comandantes del Ejército, Patricio Cárdenas; de la Marina, Aland Molestina; y de la Fuerza Aérea, Leonardo Barreiro.
El nuevo organigrama se mantiene en reserva. En la estructura anterior la Dirección de Inteligencia del Comaco carecía de capacidad operativa. Este trabajo lo realizaba los subsistemas del Ejército, Marina, Aviación, a través de los frentes externo, interno y de contrainteligencia.
El Gobierno impulsó la reestructuración a raíz de las recomendaciones que hiciera la comisión que investigó los servicios de inteligencia militares y policiales, a raíz de una supuesta infiltración de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA).
El 15 de mayo del 2008, el presidente Rafael Correa mediante el Decreto 1080 creó esta Comisión que estuvo integrada por el ex presidente del Conesup, Gustavo Vega; el director de Flacso, Adrián Bonilla. Además los ministros Gustavo Jalkh, Doris Soliz, el ex secretario Anticorrupción, José Luis Cortázar; y tres oficiales de las FF.AA y de la Policía.
La comisión, en el informe de 46 páginas que presentó el 31 de octubre del 2008, concluyó que la Dirección de Inteligencia del Comaco “tiene grandes debilidades en el procesamiento y análisis estratégico de la inteligencia e información”.
Los últimos cambios en el sistema se realizaron en 1995, después de la guerra con Perú en el Cenepa, cuando el Ejército lo convirtió en una especialidad de Arma con estructura propia, ejecución descentralizada y formación de sus miembros.
Para el presidente de la Asociación de Generales y Almirantes en servicio pasivo, Homero Berrazueta, la unificación del sistema es “totalmente desatinada” porque cada fuerza tiene objetivos propios inherentes a su especialidad.
El ex coordinador de la Comisión de la Verdad del caso Angostura, Francisco Huerta, expresó que en las Fuerzas Armadas no hay un sistema institucional de Inteligencia, por las tensiones que existen al interior de cada fuerza.
Pese a ello consideró que no se puede hablar de errores de Inteligencia, como el Gobierno atribuyó a los hechos del pasado 30-S, sino de insuficiencias del sistema.
El presidente Correa dijo que en ese momento el sistema de Inteligencia de la fuerza pública “está en ciernes”, tras responsabilizar a sus integrantes de no haber alertado de la sublevación policial del 30-S.
Un oficial de Inteligencia aseguró que existe inquietud y preocupación en los uniformados que pertenecen al sistema, porque el mando no ha socializado el proyecto de reestructuración.
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