Brasil firmó esta semana un nuevo acuerdo de cooperación militar con el Reino Unido, y abre así la puerta a nuevas compras de equipamiento y tecnología bélicas, en otro esfuerzo por reforzar su industria de producción militar, constataron expertos consultados por la AFP.
Aldo Gamboa
Almirante brasileño Jose Alberto Fragellie en la inauguración de escuela de la construcción de submarinos de Lorient
El acuerdo se suma a entendimientos que Brasil firmó con Francia, Estados Unidos, Italia, Rusia y Polonia, que incluyen ambiciosas compras de tecnología militar para la posterior producción de armamento en el país.
El acuerdo con el Reino Unido establece precisamente el marco para que Brasil compre 11 embarcaciones para la Marina. Como en todos los acuerdos que Brasil negocia en este sector, la transferencia de tecnología es prioridad.
La especialista en Relaciones Internacionales Sabrina Medeiros, profesora de la Escuela de Guerra Naval, dijo a la AFP que "Brasil ya es visto como un asociado confiable, pero es necesario consolidar el poder de disuasión como soporte de ese nuevo papel que el país desempeña" en la arena diplomática internacional.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva promulgó recientemente varias leyes para consolidar el nuevo sistema de defensa del país, un proceso iniciado hace dos años con la nueva Estrategia Nacional de Defensa.
Esa Estrategia establece que Brasil no comprará equipos militares como "paquetes cerrados", sino que incluirá la transferencia completa de tecnología para sentar las bases de una renovada industria bélica nacional.
El paso más ambicioso en este terreno es el plan FX-2 para comprar 36 aviones caza de última generación.
En competencia en esa licitación -cuyo resultado será anunciado antes del final del mandato de Lula el 31 de diciembre, según fuentes de Defensa- están la francesa Dassault con su modelo Rafale, favorita del gobierno; la estadounidense Boeing con su modelo F-18 Super Hornet; y la sueca Saab, con sus aviones Grippen.
Más que los aviones en sí, que dotarán a Brasil de un poderío sin equivalentes en América Latina, el gobierno ha señalado que está interesado en adquirir la tecnología para producirlos y convirtirse en un proveedor regional.
El ministro de Defensa Nelson Jobim definió así la operación: "Brasil no comprará aviones, sino que comprará un paquete tecnológico completo".
De la mano de la nueva Estrategia de Defensa, van los objetivos declarados de generación de empleos a través de la instalación de fábricas para equipamiento militar, y la protección del enorme territorio brasileño.
Este tipo de plantas "generan un impacto en toda la cadena productiva, que va a requerir inversiones, modernización y más y mejor mano de obra", remarcó Medeiros.
En el caso de los equipamientos marítimos, el objetivo es proteger las millonarias reservas de petróleo en el subsuelo de la plataforma continental brasileña.
Con ese fin, Brasil ya compró a Francia cuatro submarinos de ataque Scorpène y el casco de un quinto que será adaptado para recibir un propulsor nuclear que la Marina brasileña desarrolla.
La transacción incluye la creación de un astillero en Rio de Janeiro, que permitirá a Brasil desarrollar sus propios modelos y comercializarlos.
A Francia también le compró 50 helicópteros de transporte EC-725, que serán ensamblados en Brasil con mano de obra local.
La flota de helicópteros se completará con 24 aparatos de ataque Mi-35M que compró a Rusia.
Asimismo, en junio Brasil firmó con Italia un acuerdo que contempla una asociación para producir "2.044 vehículos blindados para el transporte de personal, en un plazo de 20 años" por una empresa italiana en suelo brasileño.
Italia y Reino Unido se disputan los contratos por las naves de patrullaje marítimo. Los italianos desean colocar sus fragatas modelo FREMM.
Brasil también adelanta la producción de equipamiento de concepción nacional.
La Fuerza Aérea y la brasileña Embraer desarrollan el poderoso avión KC-390, diseñado para sustituir al Hércules C-130 estadounidense.
Todavía en la mesa de diseño, el 'Hercules brasileño' tiene 12 pedidos firmes de Colombia, seis de Portugal y seis de Chile, además del interés de Argentina y la República Checa de sumarse al proyecto. Francia manifestó interés en 10 de esas aeronaves.
Embraer tiene perspectivas de vender 700 KC-390, de transporte logístico y de tropas, "100 de ellas en Sudamérica", según la firma.
En el segmento de armamento, en diciembre de 2008 Brasil firmó la venta de 100 de sus misiles MAR-1 a Pakistán, y actualmente desarrolla el A-Darter, en asociación con Sudáfrica.
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