La confesión de los etarras Juan Carlos Besance y Xavier Atristain, detenidos el pasado 29 de septiembre en Guipúzcoa, supone el primer reconocimiento de miembros de la organización terrorista sobre la utilización de Venezuela como escenario para su entrenamiento armado.
José María Irujó
Hasta ahora todos los indicios sobre la utilización de ese país durante el Gobierno de Hugo Chávez se basaban en documentación intervenida a ETA en Francia, en los correos electrónicos que contenía el disco duro del ordenador del jefe de las FARC Raúl Reyes, muerto en un bombardeo del ejército colombiano, y en testimonios recogidos en Bogotá por agentes españoles a ex miembros de las FARC que relataron con todo lujo de detalles como fueron entrenados en armas y explosivos por miembros de ETA en la selva venezolana.
Besance y Atristain añaden ahora un relato clave que demostraría el presunto amparo de Chávez a las constantes idas y venidas de miembros de ETA por su territorio, un país que los terroristas han convertido en un balneario para el descanso, el entrenamiento y el asesoramiento de organizaciones armadas amigas como las FARC.
Venezuela es la mayor reserva de refugiados y huidos etarras de Suramérica. En los últimos años los servicios de inteligencia españoles han detectado un traslado constante de miembros de ETA desde México y Francia a Venezuela.
Los etarras Besance y Atristain, según fuentes próximas a la investigación, han relatado que viajaron al balneario etarra en 2008 para llevar a cabo un curso de armas y que les recibió Arturo Cubillas Fontán, a quien el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco procesó el pasado mes de marzo por sus relaciones con ETA y las FARC y por ser la persona que presuntamente recibía en Venezuela a los etarras que impartieron los cursillos de armas y explosivos.
Arturo Cubillas Fontán, como debería verse actualmente con el paso de los años. Cubillas, etarra con orden de captura internacional, evidentemente se ha cuidado de ser fotografiado. Por ello, IntDS, ha procesado una fotografía de este para ser actualizada su imagen. (fotografía procesada por Intelligence, Defense and Security)
Cubillas, de 46 años, es funcionario del Gobierno de Chávez y está casado con Goizeder Odriozola, asesora personal de Elías Jaua, vicepresidente de la República. El etarra mantiene estrecha relación con mandos de la Guardia Nacional y de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) por razones de su cargo como jefe de seguridad del Instituto Nacional de Tierras (Inte), un organismo que ha confiscado 40.000 fincas supuestamente improductivas, según fuentes consultadas.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional de España, que dirige Javier Zaragoza, presentó una querella contra Cubillas y otros miembros de ETA y las FARC y el juez solicitó su extradición como autor de tres asesinatos y responsable de la organización terrorista en Venezuela. Cuando se cumplen siete meses desde el auto (solicitud) de la Audiencia Nacional que decretó su prisión provisional y búsqueda y captura internacional, Cubillas sigue sin ser detenido y pasea libre por las calles de Caracas.
La orden de detención aparece desde el pasado 1 de marzo con índice rojo, detención para extradición, en los computadores de los 188 países asociados a Interpol. Fuentes de la Audiencia Nacional aseguran que ninguno de los requerimientos a la justicia de Venezuela ha recibido respuesta. "No esperamos nada de las autoridades venezolanas", reconocen fuentes judiciales. Una delegación de Interior que visitó Caracas para convencer a sus homólogos de la importancia de detener a Cubillas regresó a Madrid sin conseguir su objetivo.
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