Argentina: *Por Fabián Calle (Analista internacional, Lic. en Ciencias Políticas, Prof. Universidad Di Tella) .-
El crecimiento exponencial del valor del petróleo a partir del año 2003 y las proyecciones acerca de que se mantendrá en niveles elevados en el mediano y largo plazo, han acicateado una fuerte revalorización de la energía nuclear como fuente de energía. Ello tiene como algunos de sus ejemplos la decisión de los EEUU de autorizar, después de casi 30 años, la construcción de nuevas centrales nucleares.
En nuestra región, a partir de 2004, la Argentina se decidió a invertir importantes recursos y voluntad política en retomar la construcción de Atucha II, la media vida de la Central de Embalse, la reactivación del proyecto del reactor Carem y la planificación con vistas a Atucha III. Lo mismo en el caso del Brasil, con el proyecto de triplicar la cantidad de este tipo de instalaciones en la próxima década.
En el caso de nuestro vecino y socio, la administración Lula avanzo a encauzar y acelerar áreas sensibles y de uso dual -civil y militar- tales como la construcción de un submarino nuclear en cooperación con Francia, ampliar las instalaciones de enriquecimiento de uranio en la planta de Resende y acelerar la fabricación de un motor de propulsión nuclear para el sumergible. El cual estaría a disposición de la Marina a partir del año 2021-22. Ese motor nuclear, con grados de enriquecimiento de uranio de 20 por ciento o mas, así como la negativa del Brasil en el año 2004 de aceptar una inspección total por parte de la Organización Internacional de Energía Atómica OIEA con el argumento de proteger know how nacional y secreto en materia de centrifugadoras nucleares, han generado crecientes versiones en medios periodísticos y científicos de los EEUU y Europa sobre la posibilidad de que el gigante sudamericano se decida a quedar al borde o un paso adentro de contar con armamento nuclear. O sea, la bomba.
Los que hacen hipotesis sobre el futuro del programa nuclear del Brasil suman dicen que todo país que cuenta con submarinos de propulsión nuclear tiene también la bomba. Así, un factor de tensión podría estar asomando en Latinoamerica en general y el Cono Sur en particular en donde conviven dos de los países con mas desarrollo atómico como son el nuestro y Brasil.
Las presiones o insinuaciones internacionales sobre la Argentina para que se sume de manera unilateral al Protocolo Adicional -o sea, inspecciones reforzadas, de la OIEA- y no espere al Brasil, se han multiplicado. Hasta el momento, el poder político argentino y los diplomáticos con visión y prudencia estratégica han sabido resistir. No obstante, Brasil debe ayudar a que esta paciencia no se agote en el mediano plazo. Un exceso de unilateralismo o de no valorización de la necesidad de dialogo sincero y frontal con la Argentina, podría derivar en el peor de los escenarios, como el de una "asia-centralizacion" (India-Pakistan) en el mediano y largo plazo del escenario regional. Con un Argentina inclinada finalmente a desarrollar su programa militar nuclear para montar una disuasión no convencional.
El mejor de los escenarios seria que ambos países ratifiquen su alianza estratégica, que desarrollen al máximo sus capacidades nucleares pero sin llegar al filo de la bomba, y que busquen la síntesis que preserve sus mecanismos bilaterales de confianza mutua y transparencia.
Si en realidad les interesa evitar un Brasil con la bomba u opaco en sus desarrollos, los EEUU pueden levantar el "waiver" politico-estrategico que el Departamento de Estado creo sobre la planta de Resende para moderar y encauzar el conflicto entre Brasil y la OIEA en el 2004. En el caso de Francia, su rol central en la construcción del sumergible nuclear brasileño, le darían la posibilidad de poner alguna fecha limite en el 2012 o 2013 para una postura mas flexible de Brasilia frente al PA. Un punto intermedio, seria que en el largo plazo la Argentina y Brasil sean mas parecidos a la matriz de relación aliados, seria y constructiva de dos potencias nucleares y vecinas como Francia y Gran Bretaña.
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